joi, 13 octombrie 2011

Leído detenidamente el texto acerca de Constantin Cantacuzino, creo poder intercalar, entre líneas, algunas referencias que pueden relacionarle con mi tío Luís Beneyto. Te hablaré de él.

Luis Beneyto Martí, nacido en Valencia hacia 1895, era hijo de un comerciante valenciano que tenía negocios de exportación de granos. Con motivo de un barco enviado al Este de Europa, que se quedó bloqueado por el hielo en algún río, en los años veinte, tuvo que desplazarse a tratar de resolver la situación, ocurriendo que le resultó atractiva la vida y, sobre todo, las posibilidades de negocio allí y se quedó a vivir en Rumanía. Ignoro en qué consistieron sus negocios, relacionados con el comercio, la cosa es que se enriqueció rápidamente, es probable que se relacionara con el comercio de petróleo rumano. Se sabe que poseía y explotaba una finca agrícola importante en las afueras de Bucarest y que comerciaba con petróleo con Alemania, con lo que ganaba mucho dinero. Durante la guerra, le pagaron (o convirtió el dinero que ganaba) en oro y obras de arte, que guardaba en un subterráneo de su finca y en cajas fuertes del Banco de Rumanía.

Se casó con una mujer rumana, bellísima y de alta sociedad, de nombre Elena Porfireanu Radulescu, su fecha de nacimiento el 1 de marzo de 1900, aunque posiblemente se quitaba años, quizás 4 o 5. Murió en Madrid el 18 de junio de 1987, se le llamaba familiarmente Nati (muñeca, en rumano). Estuvo previamente casada con un alto militar cuando era jovencita, sobre los 18 años, coaccionada por su madre por razones económicas y separada más tarde. Eso le sirvió para anular el matrimonio canónico allá por el año 1947 o 48, pudiendo casarse entonces con Luís, ambos ya vivían en España. En su mansión de Bucarest, se relacionaban con la alta sociedad rumana, años treinta, cuerpo diplomático. Tenía siervos, a los cuales castigaba cuando se emborrachaban; según él mismo contaba, en la Rumanía de la época, a los inferiores que trataban de engañar o mentir a sus señores, se les podía infligir castigos corporales.

Se llevó a vivir en Bucarest a su hermano Adolfo Beneyto, a principios de los años treinta, quien también se casó con una rumana llamada María Ionescu, tuvo un hijo Luis (Totti) hacia 1940 y dos gemelos (Adolfo y Rodolfo) hacia 1943. Después de la ocupación rusa Adolfo y su familia se marcharon a vivir a Lisboa, donde fue director de Standard Electica y de la Telefónica portuguesa.
Mientras hubo representación diplomática de España, el embajador y otros destacados miembros de la embajada eran habituales de la casa de Luis y Elena, trabó gran amistad con el, después, general de Aviación Luis Navarro Garnica, que fue agregado militar en Bucarest. Esto debió ser desde 1940 a 1944. Es posible que el general, aviador, se relacionara allí con el príncipe Cantacuzeno y que lo introdujera en casa de Luís. Fue Cónsul General honorario (porque él no tenía la carrera diplomática) de España en Bucarest durante unos 20 años, hasta 1945 en que vinieron a España huyendo de la invasión soviética. Además, tenía el cargo de agregado comercial en la embajada española. Salvó vidas de judíos sefarditas perseguidos por los nazis durante la guerra, a través del consulado. Murió el 12 de octubre de 1978 en Madrid.
Desde 1925 pasó a ser Cónsul General Honorario de España, lo que le valió el sobrenombre, entre la colonia española, de “Estado Español”, probablemente tras la retirada del embajador en 1944 se erigió en el único representante oficial, fue desde mucho antes agregado comercial y pasaría a ser luego encargado de negocios. He tenido en mi poder una carta del general Navarro Garnica, en la que se dirigía a él de esta forma.

Antes de la ocupación rusa hubo prisioneros rusos en Rumanía, capturados durante la ofensiva con los alemanes y empleó a algunos en su finca, tratándolos con toda humanidad, lo que le valió que durante la ocupación posterior le respetaran sus propiedades y le trataran con toda cortesía, dejándole circular libremente por el país. Según contaba, disponía de una abundante bodega, gracias a la cual pasaba sin novedad los controles establecidos, por el procedimiento de aminorar la marcha del coche y entregar a los soldados, al paso, un par de botellas de coñac o licor que, una vez congelado, rompían el vidrio y se repartían con los machetes.

Cuando el establecimiento del régimen comunista, en 1945, le confiscaron los bienes y propiedades y lo depositado en bancos y negoció la salida del país, obteniendo la autorización de salida, con dos automóviles Mercedes que poseía y los bienes que en ellos cupieran, el matrimonio y los sirvientes (el chófer y su mujer). Esto ocurrió a finales de 1945, salieron de Rumanía hacia Israel, estuvieron en algunos países de oriente medio y llegaron, por fin, a Valencia. Les vimos por primera vez, recién llegados, en la Navidad de 1945.

Debía tener depositado dinero y propiedades en España, ya que se establecieron en Madrid, comprando una gran casa cerca de la plaza de la República Argentina (El Viso) de Madrid, donde vivieron bastantes años, vendieron la casa, que se convirtió en embajada de Japón cuando se establecieron las relaciones, hacia 1965. Cenando en esa casa, nos notificó que le habían devuelto lo depositado en las cajas del Banco de Rumanía.

Elena Porfireanu fue fundadora de la Asociación de Refugiados Rumanos en España y miembro de la junta directiva, en su casa se reunían miembros de la Asociación, recuerdo haberlos visto allí, junto con algún obispo rumano. Con toda seguridad, de toda la colonia rumana Luís y Elena eran los de más alta posición económica y social en Madrid y debieron ayudar durante todo el tiempo a todos los demás.

Compró y estableció algunas empresas en España, una fábrica de perfumería y productos de belleza, que tuvo éxito, negocios de inmobiliarias y otras actividades desconocidas.


Relación con Cantacuzeno

Cuando llegó éste a España, en 1950, finalizada la guerra en Europa, le acogió en su casa, había una colonia numerosa de rumanos en Madrid, a los que Luís y su esposa ayudaban y protegían. Cantacuzeno no contaba con fortuna ni medios de vida y su profesión era la de aviador, Luis Beneyto estaba relacionado en las alturas gubernamentales y era amigo de un general del Ejército del Aire (Luís Navarro Garnica), por cuyo intermedio compró una avioneta Bücker Jungmeister de acrobacia, matricula EC-AEX, en noviembre de 1953, Bü 133 con motor de 160 CV, que estuvo utilizando Cantacuzeno en exhibiciones y festivales, donde se ganaba la vida. En una de estas exhibiciones, en Madrid, murió el aviador español Ignacio Aldecoa.

Con posterioridad adquirió la EC-AMD, de 275 CV, que había pertenecido a Aldecoa, aunque se cree que sólo utilizó la documentación y algunas piezas de la misma, ya que quedó muy deteriorada después del accidente. En cierta ocasión Luís Beneyto me dijo que le había hecho socio suyo en un negocio inmobiliario en Málaga.
Cantacuzeno falleció en una clínica privada de la calle de Zurbano de Madrid, al ser operado de perforación de estómago y fue enterrado en Madrid, en el cementerio de la Almudena. No murió en la operación, sino dos semanas después, quizás de una infección, que no pudo combatirse por no existir en la época antibióticos en España. Acudió en sus últimos días su hermana, que vivía en París.